Que Es Pizarra?
La denominación corresponde al nombre comercial que reciben distintos tipos de rocas que tienen la propiedad de partirse en planos (Tejas pizarra, Pizarra natural), dando lugar a formas de planchas tabulares mas o menos finas de entre 3 a 5 mm para la pizarra de techar, y de 2 a 3 cm para la piedra laja de revestimiento de pisos o paredes. La pizarra es una roca homogénea, de grano muy fino y tenaz. Su composición es, pues, de minerales de material sedimentario original, así como formaciones diagénicas: cuarzo, minerales arcillosos, sericita, ilita, clorita, moscovita sedimentaria, feldespato, calcita, pirita y sustancias carbonosas, raramente de tamaño microscópico. Si se aprecian microscópicamente neoformaciones de moscovita, se denomina filita. A veces pueden contener turmolina, circón, apatito, etc.
Su composición mayoritaria de minerales arcillosos y mica laminar, le confiere una estructura esquistosa lisa y una exfoliación en laminas finas, lo que hace de la pizarra filita y arcillosa un material muy adecuado para obtener los elementos de cubrición o pizarras de techar.
En la provincia de San Luis existen cuarto tipos de rocas diferentes que se encuadran en esta denominación (Tejas pizarra, Pizarra natural). La más conocida y objeto de este trabajo, corresponde a la roca llamada filita, está formada por minerales de tamaño muy pequeño prácticamente no visibles a simple vista y es de coloración grisácea o verdosa. Se ha generado por un fuerte aplastamiento con temperaturas de 200º-300º C sobre material sedimentario fino durante un amplio lapso, esto ha hecho que los minerales constituyentes de la roca se orienten en planos perpendiculares a la presión que sufrieron, formando los planos de partición que poseen en la actualidad.
La capilaridad
Se denomina capilaridad a la propiedad que tienen casi todos los líquidos de ascender por tubos muy finos -capilares-, o por láminas y paredes enfrentadas con gran proximidad.
La facilidad y altura de tal ascensión dependen de la naturaleza del líquido y de la separación y rugosidad superficial de las paredes o láminas.
Cuanto más pura sea al agua, mayor es la altura alcanzada. Cuanto más cercanas y más lisas sean las superficies, mayor cera también la altura a la que llega el agua.
Estas propiedades se pueden observar fácilmente con dos vidrios lisos en contacto, introducidos en una cubeta de agua.
Si se utilizan otros materiales con superficies más rugosa, el agua no subirá tanto, como ocurre con las pizarras en bruto, en las que las vetas y pequeñas irregularidades impiden en contacto íntimo.
Las pruebas hechas simultáneamente con varios pares de hojas de pizarra colocados en posición vertical dentro de una cuba de agua, revela que en todos ellos la altura alcanzada es prácticamente constante e igual a unos 25 milímetros por encima del nivel superficial del líquido.
Si hacemos la prueba con distintas inclinaciones, veremos que la capilaridad produce la subida del agua a un nivel vertical igual al alcanzada en el ensayo anterior, por lo que la longitud de la pizarra mojada es tanto mayor cuanto más cercanas a la horizontal es la posición, pudiéndose concluir que a menor pendiente, en una cubierta, más importantes serán la infiltración por capilaridad, haciéndose necesario el empleo de pizarras más largas.
También se comprueba una capilaridad lateral, que en la práctica resultará más discreta que la ascendente (dos razones estrictas de capilaridad).
El polvo sobre los tejados aporta una capilaridad propia adicional, y al ser depositado por el viento en las juntas de las pizarras, no sólo contribuciones activamente en la capilaridad que se produce en el mismo, sino actuando en su zona de influencia como depósito esponjoso de agua del retroalimentación para la capilaridad ordinaria de las pizarras, pudiéndose infiltrar así la humedad por trepa capilar doble, ya que el polvo es muy susceptible de humedecerse.
El propio viento retiene también el agua en la base de las pizarras, favoreciendo el fenómeno de la capilaridad en las pizarras y en el polvo, además de actuar mecánicamente, empujando el agua hacia el interior, por lo que, nuevamente, cuanto menor sea la pendiente de la cubierta mayor serán los efectos.
Los ensayos de laboratorio no pueden producir las condiciones reales a las que se ve sometido un tejado, por lo que las verificaciones de mayor garantía son efectuadas sobre cubiertas después de lluvia, tormenta, nieve o hielo y, como era de esperar, los resultados son distintos según sean los climas, pendientes, proximidad de las pizarras, su rugosidad y la utilización de clavos en la sujeción, e incluso la longitud de la vertiente.
O sea, que bajo este punto de vista, para realizar correctamente una cubierta, entre otras cosas, habrá que poner las pizarras no excesivamente pegadas, con una junta entre ellas (sin exceder los 5 milímetros).
En la figura se indican las distintas zonas de una pizarra con respecto al agua.
- H = Altura capilar
- C = Zona afectada por la capilaridad
- Longitud de pizarra afectada por C = Capilaridad = Penetración